Este post fue escrito en el mes de Enero de este año, sin embargo problemas con mi computadora me impidieron publicarlo en su debido momento de todas formas se los muestro para recibir sus impresiones al respecto.
Por fin, después de mucho tiempo vuelvo a publicar un post que debí enviarlo hace mucho, pero que la falta de tiempo y ánimo me lo venía impidiendo. Manifiesto pues con cierto desdén que me encuentro a la fecha con vacaciones forzadas, después de haber tenido que renunciar con mucha vergüenza a dos oportunidades laborales, me encuentro cachueleando, como muchos colegas de estudios, y a la espera de alguna nueva oportunidad a la que espero no tener que volver a renunciar.
Claro, se preguntarán ustedes desde cuándo el blog dejo de hablar sobre universidad y cultura, para convertirse en mi diario personal, pues les diré que en este caso si tiene mucho que ver, pues la razón por la que no pude acceder a los puestos de trabajo fue por la de no tener la “constancia de estudios” o por lo menos la “carta de presentación”, y es que precisamente en este mes Enero (como todos los años) cuando se aperturan las ofertas laborales, la burocracia universitaria se va de vacaciones, dejando a sus estudiantes indocumentados profesionalmente -¿y cuándo vuelven?- mas o menos en febrero es lo que te dicen. Sobre la base de esta experiencia les puedo asegurar entonces que muchos estudiantes y egresados se encuentran en la misma situación.
En una de las instituciones en las que me presente me dijeron: Estimado, esta bien pero tienes que tener por lo menos una carta de presentación con la que certifiques que provienes y has llevado estudios en esa institución. – No puedo están de vacaciones-, pero pide aunque sea de favor, diles que es una cuestión de trabajo, - Ya se los dije y me dijeron que es imposible- ¿Pero cómo en tu facultad no apoyan a sus estudiantes? –En silencio- Ni modo tu CV va ser observado en Recursos Humanos y lo mas seguro es que lo rechacen, será para la próxima. Caballero nomás, sólo queda retirarse.
Entonces mientras caminas te pones a pensar: claro, cuando ya tienes trabajo te importa muy poco los que no lo tienen, pero si trabajas en una universidad pública es completamente predecible que es en este mes donde los estudiantes de últimos ciclos y egresados van a solicitar sus documentos, por tanto, abandonar sus labores y dejarlos a estos en la deriva, muestra una actitud de indiferencia total por aquellos a quienes precisamente deberían servir.
Aunque por otro lado, tampoco no se puede estar en contra de las vacaciones laborales, puesto que es un derecho del trabajador y el empleado, y como sabemos nuestras autoridades y todo el personal laboral “se desviven durante todo el año académico por su trabajo”, -¿así dicen no?-, así pues, su sacrificada labor de servicio a la comunidad universitaria, motiva seguramente que desde mediados de diciembre soliciten sus vacaciones de inmediato. Sin embargo, la resignación tampoco puede ser una opción, lo mas seguro es que esta situación se haya estado repitiendo año tras año sin que nadie diga nada al respecto. Por lo pronto, creo que no les costaría nada al sector administrativo de la facultad el ponernos en sobreaviso desde fines de noviembre mediante comunicado público u oral, para evitar el darnos el lujo de abandonar ofertas laborales en un país donde el trabajo no es precisamente abundante…