¿En que momento nos olvidamos de problematizar nuestra condición de humanistas?. Aunque la idea siempre me ha dado vueltas por la cabeza, considero que se ha presentado una buena oportunidad para disertar sobre el mismo.
No tengo recuerdo de algún profesor que nos haya llevado socraticamente por semejante camino, menos aún, de tertulias estudiantiles sobre el tema, pero por esas ventajas que nos otorga la Internet, conocí a un estudiante de lingüística de nuestra facultad, llamado Ricardo Melgarejo, con quien sostuve fructíferas conversaciones sobre el referido tema, que al parecer terminaron en un “ensayo a manera de artículo” cuyas apreciaciones serán motivos de este post.
El mencionado ensayo lleva por título: Lectura, Humanismo y Desempleo. (Descarga aquí). Y creo que no es ocioso afirmar que es notoria la influencia tanto de Jaime Cisneros como de Mario Bunge en el desarrollo del texto, de ahí que el título empiece por la Lectura, como el único camino para alcanzar el ideal del sujeto humanista, es la apuesta en la que siempre inciden ambos escritores, la lectura como hábito cotidiano. Nada mas cierto que eso.
De hecho, es difícil mostrarse en desacuerdo con esa gran cantidad de párrafos evocan hacia el ideal de humanista, y el compromiso que implica con la sociedad y su tiempo, o aquellas observaciones que buscan incorporar una mayor selectividad para los documentos que se imparten tanto en los colegios como en las universidades. Así que nuestra crítica no ira tanto por lo que dice, sino por lo que calla. Es notorio pues, que el problema del desempleo para los humanistas es el gran ausente en el ensayo, y es en ese sentido, que podemos decir que ha nuestro escritor se le olvido aterrizar.
Ricardo, reclama con justa razón que el problema del olvido o el desden hacia la importancia de la humanidades en nuestro tiempo, se debe a la imposición de la lógica “utilidad-rédito”, la misma que ha desvirtuado el verdadero fin de esta actividad intelectual o de hecho el de la misma universidad. Pero si la labor del humanista es el de la preservación de nuestra cultura y la formación para el desarrollo humano, estamos haciendo explicita la relación entre humanista y conocimiento, un conocimiento que se ha constituido como la mas importante mercancía del siglo XX y de hecho que también del siglo XXI. Entonces la lógica utilidad-rédito del conocimiento, no es de por si una desvirtuación, sino una consecuencia natural de los múltiples procesos que lo encumbraron como recurso mas importante para dominar y progresar.
El humanista estudia pues la condición humana, y como es que la humanidad se manifiesta o esta presente en todo lo que ha creado. A Ricardo le preocupa que ese amor por lo humano haya dejado de ser valorado por la sociedad, lo percibe y lo percibimos en nuestra vida cotidiana, desde el momento en que elegimos la carrera, hasta el instante en que nos preguntan ¿Qué estas estudiando?. La preocupación de nuestro entrevistador siempre se hace patente al escuchar nuestra respuesta. Ricardo, desde su posición de lingüista, señala que debe hacerla de corrector gramatical o de estilo, para que su actividad pueda ser remunerada, con desdén señala que nada mas alejado de lo que verdaderamente podría hacer. Quienes estudiamos Historia lo sabemos perfectamente, desde una oficina administrativa clasificando documentos o tratando de capturar la atención de veinte desinteresados estudiantes. Quien mejor que Cesar Vallejo para explicar y ejemplificar ese desinterés social por un amor que mal paga.
De hecho muchos de quienes estudian historia, con el transcurso de los años empiezan a poner en tela de juicio su decisión, orientando su mirada hacia las ciencias sociales o jurídicas, que gozan de una mayor relevancia social; y no faltan quienes se pregunten, porqué la historia es una ciencia humana aquí, mientras en San Marcos es una ciencia social, al mismo nivel de la sociología o la antropología. Una pregunta que sin duda alguna resulta pertinente, un dilema de difícil respuesta para la historia: arte o ciencia. Quienes la conocen saben que tiene de ambas cosas. Sin embargo, a la luz de la empleabilidad saber si corresponde a una categoría u otra, puede resultar ciertamente irrelevante, si se tiene en cuenta, lo señalado por el historiador José Ragas, respecto a la expandida creencia de que las Humanidades, entre ellas la Historia, no brindan beneficios a corto plazo, ni se traducen en patentes de medicinas, inventos o inversionistas para los centros de educación superior.
Pese a que Ricardo hace hincapié en la oportunidad que representa los trabajos interdisciplinarios que permiten mayores posibilidades de investigación hacia un conocimiento más integral y profundo del objeto de estudio. Lo cierto es que aún seguimos estando en desventaja, frente a las disciplinas sociométricas, cuya metodología de análisis se abandera de una eficiente aplicabilidad, revalidado por los medios de comunicación, y es que al parecer los nuevos humanistas son otros, son los periodistas, los comunicadores, los sociólogos, los creadores de opinión pública (Alvar Ezquerra, 2004). Se percibe entonces que quizá no estamos hablando de un olvido, sino más bien de un desplazamiento.
En suma, el problema del desempleo, en el ensayo de Ricardo Melgarejo, parece hallar una respuesta en el largo plazo, en la apuesta por la educación, en una formación humanista que enseñe a la sociedad lo importante que resulta esta práctica para su propio desarrollo, su apuesta es por el futuro y su reclamo es hacia los educadores. Lo cuál constituye una manera de esperar que las cosas cambien.
Y si de pronto empezáramos a tomar la iniciativa, si de pronto comenzáramos a utilizar los múltiples recursos que tenemos alrededor para hacer mas atractivo y demostrar la importancia que tiene el conocimiento profundo de las cosas, los discursos y las imágenes del tiempo presente y pretérito. Sin duda alguna no estoy descubriendo la pólvora con lo afirmado, existen ya muchas iniciativas de este tipo, desde los blogs de la Internet hasta documentales históricos con calidad cinematográfica. Sólo estoy poniendo sobre el tapete, que el problema del desempleo en las ciencias humanas, no solo debe tratarse con medida que lo valoricen en el largo plazo, sino también con iniciativas que lo hagan patente en el corto plazo también. Los invito pues a revisar este interesante ensayo reflexivo de como se percibe las ciencias humanas desde la Villarreal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario