martes, 1 de julio de 2008

EL RETORNO DE LAS ENCUESTAS A LA VILLARREAL

Por: Omar Jaimes Santiago

Me permitiré hablar de retorno porque asumo que alguna vez hubieron otras encuestas en la universidad, pero en el transcurso del tiempo que llevo en ella, no había visto alguna hasta hace unos días, y me parece una buena iniciativa, aunque ello no implique estar de acuerdo con la metodología ni con los resultados, pero vale la intención.

Las encuestas fueron planteadas por las agrupaciones estudiantiles MC-ARISTAS y ADES, de la Facultad de Humanidades y la Facultad de Ciencias Sociales respectivamente, inferimos que con la noble causa de recoger la opinión de los estudiantes villarrealinos, que raras veces son consultados sobre temas de política universitaria. Pero también es notorio que hay en los organizadores de la encuesta una clara intención de medir la aceptación que tienen las autoridades y su respectiva gestión, lo cual es válido pero a la vez malicioso. Sin embargo, la nota curiosa esta en que al parecer ambas agrupaciones efectuaron las mismas preguntas lo cual nos invita a pensar en una acción coordinada o en un grosero plagio.

Sea cual fuera la situación, lo concreto es que la forma en que se efectuó esta encuesta, es la mas clara muestra de cómo es que se reproducen los procedimientos mediáticos en nuestro imaginario, pero que lamentablemente no se recrean, ni se replantean en nuestras acciones. O quizá debería decir en la de los organizadores, pero hay que ser francos todos vemos televisión y por tanto algo de esa cultura tenemos, la diferencia es sencillamente de niveles.

Por ejemplo, cuando se quiere observar la gestión del presidente (Garcia, Toledo o Fujimori) se realiza una encuesta y se pregunta asuntos de seguridad ciudadana, de justicia, igualdad, educación y todos salen jalados; entonces el periodista critica con todo lo que tiene o lo que se le puede ocurrir, argumentado “y no lo digo yo, lo dice la gente”. Este mismo plano se reproduce en la encuesta realizada en Humanidades y Ciencias Sociales se pregunta a los estudiantes: cuáles son tus expectativas, qué piensas de la biblioteca, de la gestión de las autoridades o de la selección de personal docente; todos ellos con preocupantes resultados, pero con una indirecta y una intencionalidad maliciosamente dirigida. Parece preguntar: Señor decano que esta haciendo usted con estos problemas, que no los digo yo, lo dicen los estudiantes.

Es notorio entonces que hablo de un calco metodológico que difícilmente resistiría alguna de las críticas planteadas, empecemos por lo más básico: El Decano no es el Presidente, eso es obvio, pero al parecer no comprendido, el presidente puede ser sujeto de crítica por la ciudadanía por que el tiene la obligación de responder por esas falencias que muchas veces formó parte de su estrategia de campaña. Pero un Decano es un funcionario público, elegido por un Consejo autónomo, la preocupación que tenga por la falencias de la universidad siempre va estar limitada por un problema de recursos y presupuesto que es general en todas la universidad públicas. Por lo tanto preguntar por la gestión de un Decano, de un Director de la Escuela X o por el desarrollo de una Facultad, esta demás, debido a que su respuesta siempre va ser la más obvia. Sin embargo, con un poco mas de apreciación de los problemas de fondo, la pregunta debió apuntar hacia los representantes estudiantiles, que si son verdaderamente sujetos de crítica estudiantil pues por ellos sí se voto, y por tanto deben responder por sus compromisos de campaña y si hay problemas de negligencia, arbitrariedad o insensatez en el Consejo, hacerlo público y proceder en favor del bienestar universitario. No me cabe la menor duda que un pedido canalizado por medio de los representantes estudiantiles como la transparencia en los resultados de los procesos de evaluación docentes es perfectamente viable y legal.

Ahora bien, esto no quiere que un decano sea intocable, pero hay que ser mas específicos a la hora de preguntar, para obtener buenos resultados de la muestra, y eludir así el clásico y a la vez valido argumento de la falta de recursos. Es decir preguntar de manera general por la gestión de un funcionario, no nos va llevar a ninguna parte si no desagregamos sus funciones y posteriormente realizamos un balance para evaluar si fue efectivamente fue positiva o negativa.

En suma podemos concluir que la encuesta padeció de falta de criterio, pues a fin de cuentas dice poco o nada sobre los estudiantes de humanidades. Preguntas como las expectativas, los objetivos o la gestión de las autoridades, tendrán respuestas ciertamente polarizadas o ambiguas, dependiendo del año de estudios y la especialidad, es obvio que un cachimbo no tendrá las mismas expectativas o apreciaciones de gestión que un estudiante de los últimos ciclos y que así mismo el nivel de las escuelas, solamente de humanidades no es el mismo. Pero una iniciativa es una iniciativa, y se puede mejorar, y al margen de todo, como práctica no se debe perder.