lunes, 2 de noviembre de 2009

Apropósito del voto facultativo. Por qué no plantear voto universal en la universidad.

Como muchos sabrán, el gobierno a tomado la iniciativa de llevar a referéndum la posibilidad del voto facultativo, y el viernes último en el programa de Prensa Libre, se presentaron tres congresistas opositores a la propuesta. La verdad, no se que me dio mas cólera, los argumentos de los mencionados o los 10 minutos que Rosa Maria Palacios le dio al tema, donde no hubo debate, sino la exposición de un grupillo que cierra filas de la misma manera que hace mas de 30 años lo hicieron sus homólogos y con los mismos argumentos. El tema da para un profundo debate y no se merecía ese mezquino tiempo.

Sin embargo, lo que motiva este post no es eso, sino un tema relacionado e igual de importante para nosotros los universitarios, que me gustaría someter a debate. El Voto Universal. (1)

Partamos de la siguiente pregunta, ¿En que consiste la democracia universitaria en la Villarreal?. Nuestra universidad es una institución donde las elecciones se realizan con impredecible frecuencia, pues el mes de su realización nunca fue establecido. Donde los temas de agenda política universitaria pasan normalmente por asuntos micro (Facultad), y rara vez por temas macro (Servicios, concesiones, productividad, transparencia o acreditación). Donde las agrupaciones políticas estudiantiles no son sólidas ni autónomas, sino inorgánicas y dependientes. Donde la libertad de expresión cuenta con muy pocos canales alternativos de información, porque el periodismo universitario no existe, como tampoco existen garantías para su realización. Donde los altos cargos universitarios (rectorado y vice-rectorado) están en un eterno ping-pong, porque ya sabemos que quien ocupará dicho cargo será de Medicina o de Administración, y donde los asambleístas y consejeros universitarios apenas tienen una vaga idea de cómo llegaron a ese cargo y lo que deben hacer en el.

En suma, la democracia universitaria villarrealina tiene una extraña lógica, donde las elecciones son un mero formalismo, pues los universitarios fingen que votan concientemente y las agrupaciones fingen que nos representan. De ahí que a nadie le importe que este año no hayan elecciones, ni siquiera a las propias agrupaciones. Por eso, el mencionado debate sobre el voto facultativo tenga mucho que ver con esto, pues los congresistas argumentaban que los sectores mas empobrecidos del país no votarían por no tener cultura democrática. Entonces uno se pregunta ¿y cuan democráticos son los propios universitarios?, siendo el bloque supuestamente mas educado del país.

No se puede hablar de democracia en una universidad, donde no funcionan las instituciones que le dan soporte, el fujimorismo es una muestra de como funciona una democracia sin instituciones, sus soportes eran la corrupción, el soborno, el clientelismo, el patrimonialismo, la concentración del poder; pero eso sí, habían elecciones. ¿Acaso no suena familiar?.

¿Y porqué el voto universal sería una buena alternativa?. Simple, porque sólo de esa manera se podrían conciliar los intereses de los universitarios con los intereses de las autoridades. Para nadie es un secreto que en la política lo que se desarrolla no son mas que conflictos de intereses, y en la universidad pública muy pocos funcionarios se desviven por “formar profesionales” (como reza nuestro lema), los intereses de las autoridades siguen caminos distintos a los fines de la universidad, dado que la opinión pública es muy débil en nuestra institución y que el sistema de representatividad sencillamente no funciona. Entonces, el viraje hacia un sistema electoral donde los estudiantes voten por sus representantes y sus autoridades de gobierno incrementaría enormemente los niveles de participación y eficiencia institucional. Me explico:

De acuerdo a nuestro actual sistema electoral, los universitarios votan por representantes en el órgano de Consejo de Facultad y por algún fulanito X para los órganos de Asamblea Universitario y Consejo Universitario, sin reparar en que ese fulanito esta encargado de tomar las decisiones mas importantes en los órganos superiores de gobierno, incluido la elección del Rector y los Vice rectores. De ahí que las autoridades asuman compromisos y empalmen intereses únicamente con los líderes estudiantiles, pues los términos de los mismos tienen una clara línea demarcatoria, y por eso mismo, la legitimidad universitaria no constituye parte de sus preocupaciones. He aquí la raíz de la clientela y el patrimonialismo universitario.

Pero, ¿qué sucedería si las elecciones fueran por votación universal?. Pues lo mismo que ocurre en la política nacional, los aspirantes al máximo cargo, tendrían que acercarse a las facultades con propuestas concretas, con un conocimiento mínimo de su problemática, entablar compromisos y por supuesto pensar inevitablemente la universidad como un todo y no únicamente como facultad, como ha venido ocurriendo en los últimos 10 años. Consecuentemente, las organizaciones políticas estudiantiles, se verían en la necesidad de variar su lógica de funcionamiento, pues tendrían que participar necesariamente en la batalla de la opinión pública con mayor frecuencia, por el simple hecho que el principio de negociación política se da sobre la base del número de representados que posee la organización política. Mientras que por otro lado, al cambiar las reglas del juego, tras haber perdido el privilegio de elegir a las autoridades, su competencia pasaría por presentar, representar y gestionar las propuestas de los estudiantes, las facultades, las asociaciones estudiantiles, etc. Al hacer la política mas competitiva las propuestas para reformas institucionales se plantearian con mayor profundidad y frecuencia, pues el principio de compromiso y legitimidad con los estudiantes universitarios siempre estaría en juego.

Frente aquellos que puedan ver solo el caos político y el desorden institucional en la votación universal, habría que argumentar la imposibilidad de improvisados candidatos, pues podemos darnos el lujo de optar entre doctores experimentados; quizá el peligro de la demagogia siempre estaría latente, pues nunca faltaría por ahí, alguien que prometería, transporte, comida y residencia gratis para todos, a la par de incautos estudiantes que le crean. Pero frente a ello habría que tener la frialdad de Eduardo Toche; al responder a un acucioso estudiante sobre la participación política estudiantil: “ingresas a la universidad a los 16 o 17 años. Eres joven, eres impetuoso pero no eres un niño o, peor todavía, no eres un imbécil. Eres un tipo que ya esta razonando, que te puedes equivocar, seguramente, y todo el mundo se equivoca y puedes tener 80 años y te vas a equivocar también”. La responsabilidad juega aquí entonces un papel muy importante y la generación de una esfera publica también, porque toda toma decisión implica una riesgo de ganar o de perder, los estudiantes que asumen esa responsabilidad deberán entender que una elección prudente y racional será lo único que le permitirá tener cierta certeza de un buen gobierno y una buena administración, debido a que están en juego sus propios intereses. (2)

La idea de la votación universal no es de mi autoría, los leí en artículos de Juan Abuggatas y Zenon Depaz, la comparto con ustedes porque es necesario dialogar sobre propuestas alternativas a nuestro embotellamiento institucional. Además el siglo XXI amenaza con dejarnos en la obsolescencia si nuestra universidad no profundiza en reformas que la hagan mas competitiva, productiva y eficiente en sus servicios, desde este punto de vista el problema universitario es político, antes que económico.

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(1) Este y otros temas más para el debate universitario villarrealino, lo plantee en el ensayo: Post Scriptum. Sobre las elecciones universitarias.
(2) Todo este párrafo es una de las pocas cosas que rescato del ensayo “El tercio puesto en debate”. 2007